Aquella tarde de verano,
aquel tibio anochecer,
llegó el momento esperado ...
y me lancé a ver.
Era ya la despedida,
fue antes de entrar,
ibas a marchar ...
y zas.
Me lancé como un poseso
para robar el primer beso
un instante eterno,
un momento bello.
Nuestros labios se juntaron
en una pasión juvenil,
emoción y excitación,
un mundo por descubrir.
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